El desarrollo tecnológico mundial está cambiando la sociedad por completo. Todo el mundo tiene acceso a dispositivos, información y a un conglomerado construido por la tecnología que, de un modo u otro, puede hacer más fácil su día a día. No obstante, cuando se habla de tecnología y personas, siempre suele hacerse pensando en los adultos. ¿Y qué pasa con los niños?
¿Cómo afecta a los niños el contacto con la tecnología? Lo cierto es que no hay una respuesta concreta, porque es algo que depende de muchas variables. Aun así, vamos a zambullirnos en este aspecto para ver el grado de influencia que tienen las tecnologías en los infantes.
Cómo afecta la tecnología a los niños
El significado de la tecnología deja claro que se trata de algo que siempre está orientado a mejorar la calidad de vida de las personas, o al menos forma parte del afán del ser humano por conseguir esa mejora. Gracias a ello, hemos visto avances impresionantes en los últimos años, de hecho, cada vez somos testigos de más cambios a un ritmo más y más acelerado. Y, por supuesto, todo esto también afecta a los más pequeños de casa.
En función de las edades, aunque lo vamos a enfocar desde el prisma de los primeros años de vida y su crecimiento, la tecnología tiene tanto influencias positivas como negativas. Sí, puede que nos haga la vida más fácil, pero su uso prolongado, o su abuso, puede perjudicar al desarrollo de los más pequeños. Es más, según la Academia Americana de Pediatría, no es recomendable que los niños de menos de 12 años tengan acceso a móviles y/o tablets sin la supervisión de sus padres.
La organización concreta un poco más, estableciendo franjas de uso por edades. Así, afirma que entre 0 y 2 años el contacto con tecnología debe ser nulo o mínimo. Después, entre los 3 y los 5 años sí es factible, con un límite diario en torno a una hora. El siguiente paso son dos horas diarias para la franja de entre 6 y 18 años. Aunque, con cierta flexibilidad, son orientaciones que deben tenerse muy en cuenta.
¿Por qué estas restricciones? Porque, al igual que puede tener efectos positivos, la tecnología también tiene importantes efectos negativos sobre los niños. Vamos a ver ambas caras de la moneda para dar la imagen más imparcial y clara posible.
El aspecto negativo
Según los expertos, un contacto prematuro y excesivo con la tecnología retrasa el desarrollo del niño, sobre todo en aspectos como el académico. Además, fomenta el sedentarismo y disminuye la capacidad de atención y concentración. Algo que, ciertamente, también va de la mano de su desarrollo cerebral, aunque no como cabría imaginar. En los bebés menores de 2 años, el uso prolongado de la tecnología puede acelerar el crecimiento de su cerebro. Cosa que, a posteriori, puede causar problemas en el aprendizaje a consecuencia de un déficit de atención.
Asimismo, puede generar cierta adicción que derive en principios de hiperactividad, además de la desatención a otras tareas. Puede empeorar la habilidad en el desarrollo aritmético, complicando la realización de cálculos al recurrir a soluciones automatizadas, al igual que a la lectura.
Por otra parte, también hay voces que señalan que un contacto excesivo y prematuro con las tecnologías, aunque más concretamente con smartphones y tablets, pueden provocar alteraciones en los horarios de sueño. Los pequeños que tienen el móvil sin control de sus padres pueden llevarlo a la cama, y ese contacto con una luz artificial, amén del uso de las aplicaciones, puede retrasar la aparición del sueño, derivando en un trastorno que afecte a su bienestar y humor.
El aspecto positivo
No todo es malo en la relación entre niños y tecnología, de hecho, puede haber aspectos muy positivos en esta. Algunas actividades digitales, sobre todo videojuegos, pueden ayudar a los más pequeños a mejorar tanto su coordinación como su equilibrio, al igual que potenciar sus reflejos. Incluso hay juegos que son capaces de animar a los niños a aumentar su actividad física frente a la TV.
Además de esto, hay aplicaciones que ayudan a reforzar los lazos familiares, fomentando las actividades en grupo y la interacción. También hay otras que, a través del juego, trabajan el hipocampo con la memorización de imágenes o de palabras. Un estímulo que puede ayudar más adelante al niño en su desarrollo escolar.
Más grandes, cuando ya hacen búsquedas por internet, el acceso a la información les permite asimilar muchos nuevos conocimientos y, al mismo tiempo, esto puede ayudar muchísimo en su rendimiento académico. Al final, propicia un aumento de la capacidad intelectual que hace que los niños sepan mucho más y tengan más facilidades a la hora de desenvolverse en determinados terrenos.
En resumidas cuentas, el contacto entre niños y tecnología tiene tanto ventajas como inconvenientes. La clave para que esa relación sea fructífera es controlar los tiempos y el uso. Las tecnologías llegaron para hacernos la vida más fácil.