La saga Pokémon sigue más presente que nunca. Durante el pasado mes de febrero la compañía lanzaba la llegada de dos nuevos remakes para los videojuegos de la pasada generación. Las ediciones Diamante Brillante y Perla Reluciente van a llegar para finales de 2021 con un cambio de desarrollador y con algo de polémica por su estilo gráfico. Sería la quinta entrega de estas nuevas ediciones, que comenzó en 2004 con Rojo Fuego y Verde Hoja, siguió en 2010 con Oro HeartGold y Plata SoulSilver, puso el foco en 2014 con las ediciones Rubí Omega y Zafiro Alfa, y que en 2018 tuvo su última entrega hasta la fecha con Pokémon Let’s Go Pikachu y Let`s Go Eevee.
Sin embargo, los rumores de que habrá más remakes no dejan de acechar a la burbuja Pokémon. Sobre todo a las nuevas versiones de la primera generación de videojuegos, los clásicos Pokémon Rojo, Azul y Amarillo. Con lo que no contaba la serie era con que edificios tan míticos como el casino fueran a provocarle problemas y plantearle en un auténtico dilema. Y es que la inclusión de estas instalaciones entraría en conflicto con la nueva ley sobre juegos de azar y pondría al videojuego en un brete complicado de subsanar. Bienvenidos a la nueva era. Una nueva era donde ya se vislumbrara el conflicto con los casinos por sus características.
La llegada de esta nueva normativa ha obligado a PEGI, el sistema de clasificación europeo de contenidos de videojuegos, a modificar sus criterios a la hora de valorar los nuevos títulos que van apareciendo. Los nuevos y futuros remakes de Pokémon que incluyan esta clase de juegos en lugares como el Casino de Ciudad Azulona deberían recibir la denominación de +18. Entrarían en la misma denominación que un videojuego de disparos o que un título basado en juegos de casino. ¿Puede compararse entrar en el casino Pokémon a jugar a una máquina tragaperras en una web en línea o a hacer girar un juego de ruleta online? Las nuevas normas así lo equiparan.
La solución alternativa por la que podría optar la saga es por eliminar el casino en futuro remakes, como ya ha valorado en otras ediciones recientes. Adiós a nuestras esperanzas de hacernos con un preciado Porygon. Y cero opciones de sumar al equipo a ese Larvitar de nivel 40 de Pokémon Cristal, el pokémon más preciado de la segunda generación.
Un nuevo orden normativo
“El juego contiene elementos que fomentan o enseñan a jugar a juegos de azar. Estas simulaciones de juego se refieren a los juegos de azar que normalmente se realizan en casinos o salas de juego”. Ese es el criterio en el cual se basa PEGI para calificar a juegos que incluyan algún tipo de referencia a estas disciplinas como no apto para menores de edad. En los últimos años ya se han dado otros casos en los que otras sagas han tenido dificultades a la hora de integrar sus cajas de recompensas u otros elementos discordantes con las nuevas leyes de azar.
Son muchos los países europeos que se han puesto manos a la obra para regular esta clase de contenidos y alejar a jugadores vulnerables de posibles elementos que puedan ser perjudiciales. Es importante destacar que los videojuegos que salieron a la venta antes de la proclamación de las nuevas normas se quedarán como están y no sufrirán ningún cambio. Son únicamente los nuevos títulos los que tienen que adaptarse. De ahí que Pokémon vaya a tener que buscar una solución para esos remakes que tiene en mente.
Tampoco pilla de sorpresa a la empresa nipona, que ya en sus últimas creaciones ha tenido que buscar alternativas. Para la edición Pokémon Let’s Go ya introdujo cambios, dejó atrás las máquinas tragamonedas del interior del casino y las sustituyó por máquinas arcade, mientras que en las nuevas ediciones de Diamante y Perla que todavía están por salir al mercado parece que el salón de juegos será sustituido por una tienda de ropa. Ese podría ser el futuro de los nuevos remakes, la sustitución total o parcial de los edificios de juegos de azar, pues no parecen dispuestos a aceptar la nueva calificación.
Por tanto, ese regreso que el casino había hecho en las versiones más recientes de Pokémon parece que va a ser más fugaz de lo esperado. Hay que recordar que la finalidad de las máquinas tragaperras no era otra que apostar fichas del juego para tratar de ganar más y canjearlas por los premios que había disponibles. El usuario decidía las líneas de pago y la cantidad que ponía en juego esperando tener un golpe de suerte. Algo que en 1996 era visto como algo normal, pero que a posteriori ha sido criticado por diversas asociaciones dedicadas al sector.
Sin fecha para que esos nuevos remakes aparezcan de forma oficial, Pokémon ya está avisado de cuál es el camino a seguir y cuál sería un sendero farragoso que le complicaría las cosas. La escapatoria que deja PEGI es que si los juegos de azar son incluidos en elementos narrativos no se aplicaría esta norma. Pero en el caso de Pokémon, al ser un edificio dentro de la propia plataforma, no habría lugar a la duda. Imaginar a un niño siendo privado de obtener su juego porque no es apto para su edad parece algo surrealista para Pokémon. Y todo apunta a que no ocurrirá.