El tiempo puede ser un aliado muy poderoso, pero al mismo tiempo bastante peligroso si no se maneja con inteligencia. La vida la medimos en tiempo y de nuestras decisiones, o elecciones, dependerá el rumbo de ella.
Todos crecemos con un ideal, un sueño o un objetivo a los que llamamos metas. Desde viajar por el mundo, encontrar a la pareja ideal, formar una familia. Pero la más común, radica en la profesión u oficio que más satisfaga nuestros gustos, una simple elección de vida.
Desde los más convencionales como médico, policía, ingeniero, comunicador entre otros. Pasamos por una evolución de las profesiones en pleno siglo XXI. Y no es de extrañar que todas las nuevas ramas de la actividad productiva estén vinculadas con la tecnología. Después de todo, es ella la que rige y favorece el andar de la humanidad en este tiempo.
Una expresión de la evolución
En este orden de ideas, podemos destacar uno de los postulados más importantes de la teoría de la evolución de Darwin. La evolución es la clave para la supervivencia de cualquier especie.
Entonces, podemos ver a las profesiones como una especie que vive en un contexto social, económico y político en constante cambio. Y aquí es donde más relevancia le tenemos que dar a esta teoría.
El cambio, el verbo que define la evolución, tal como lo expresan las ideas de Jean Baptiste de Lamarck al referirse que es “la transformación progresiva de las especies”.Entonces, qué mejor ejemplo que la tecnología, que varía cada instante, para ilustrar su verdadero significado.
Por lo tanto, podemos ver a la evolución como la presencia de una nueva estructura, forma o versión de algo ya existente, que responderá de mejor manera a las nuevas características que presenta su ambiente. En consecuencia, la aparición de nuevas profesiones, la gran mayoría vinculadas con la tecnología, son solo la muestra más perceptible de la evolución en su máxima expresión.
Un futuro profesional
Recordando la idea fundamental de esta entrada, la tecnología es quien está moldeando el presente y el futuro de la sociedad. Y a su vez, ha venido creciendo a un ritmo acelerado en los últimos veinte años.
La continúa innovación de dispositivos electrónicos, desde teléfonos hasta plataformas digitales. El auge de las redes sociales y el inmenso universo de posibilidades que esto supuso, son solo un ejemplo de la capacidad laboral que ofrece la era digital.
Pero si nos referimos al universo de los bites, es más que necesario detenernos en el espacio de los videojuegos. Tal como lo tratamos en Hablemosdegamers.com, son los juegos electrónicos las plataformas más destacada del universo digital.
La era de los eSports
Por ende, no es de extrañar que sea uno de los apartados más lucrativos en la actualidad. Alcanzando valores que solo se pueden describir en billones de dólares al año. Donde títulos como Fifa19, GTA V y Read Dead Redemption 2 movieron un total de 1.626 millones de dólares según cifras de Superdata.
Sin embargo, son los eSports las opciones más atractivas a la hora de profesionalizar lo que hasta hace unos años era un simple pasatiempo. Casos como los de Johan Sundstein quien ha generado casi 7 millones de dólares gracias a su talento en Dota2.
Sin olvidar al actual campeón mundial de Fornite, Kyle “Bugha” Giersdorfcon y sus poco más de 3 millones de dólares según esportsearnings.com.
Nos hace pensar que ya los atletas de las consolas se están consolidando como una profesión tan lucrativa como ser un futbolista profesional.
En consecuencia, estamos en presencia de una época donde los videojuegos se han convertido en una opción más que viable en el entretenimiento.
Además de una alternativa de crear nuevos iconos sociales y una era que lo único seguro que sabemos, es que nuestra elección de vida, en un futuro no muy lejano, dependerá de la tecnología.
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