Una nueva forma de ganarse la vida a través de los e-sports y los videojuegos. Así podría describirse de manera coloquial lo que es un coach de deportes electrónicos. El aumento del consumo de videojuegos, las grandes cantidades de dinero que se empiezan a mover en la industria y la profesionalización del sector incitan a que mucha gente busque en este mercado una nueva oportunidad de empleo. Y las encuentran en la necesidad que tienen los jugadores de los equipos profesionales de ser asesorados y trabajar conceptos como la ansiedad, el estrés, la presión, la productividad, el bienestar psicológico y más herramientas clave para triunfar delante de una pantalla.
Según datos de la Asociación Española de Videojuegos, en su anuario del año 2020, los videojuegos facturaron 1747 millones de euros en España, lo que supone un aumento del 18% con respecto al año anterior. Los e-sports se quedan en 27 millones, pero todos ellos con una base de usuarios que alcanza los 15,9 millones. Estamos hablando de una industria con mucho músculo, que es muy jóven y en la que no es tan fácil que todo el mundo pueda trabajar. La clave es la labor psicológica, pero para poder ayudar en este sentido a los jugadores hay que entender todo lo que se mueve alrededor de ellos.
En realidad en este sentido el preparador de gamers hace un trabajo muy similar al que realizan otros profesionales en sectores relacionados. Lo que ocurre es que con la presión existente, como la que puede tener un deportista, no es tan fácil conseguir esa tarea. Los psicólogos en las disciplinas deportivas de alto nivel van también en esa misma línea.
Rodrigo Río, apodado como Lithany, es una de las referencias en coaching que podemos encontrar en la red. Él comenzó siendo jugador y dedicándole en la adolescencia muchas horas a la videoconsola. Pero eso no le apartó de sacar muy buenas notas en los estudios. Cuando su vida le llevó a trabajar en la oficina de un banco, lo dejó rápidamente para iniciarse en el poker. Y de esa forma encontró que muchos de sus amigos y compañeros estaban sufriendo mucho para compaginar su vida con tratar de ser un profesional del póker. Y tras empezar en esta rama, terminó siendo coaching en e-sports.
Pero, ¿en qué puede realmente ayudar un coach a un jugador de e-sports o un videogamer competitivo? ¿En qué tareas concretas le pone las cosas más fáciles? ¿Son más efectivos que una escuela de e-sports especializada? He aquí el quid de la cuestión.
El mejor compañero de un gamer
La labor de coaching tiene un objetivo muy claro para los jugadores que es el de acelerar el proceso de mejora de sus facultades, esas que le hacen mejor que el resto en un rol concreto del videojuego o el deporte electrónico que practique. Un coach puede ahorrar al jugador la mitad del tiempo que emplearía normalmente en conseguir por su cuenta un estado óptimo para competir. Y es por eso que muchos de los equipos profesionales de e-sports ya cuentan con este tipo de figuras.
Otra de las claves es el saber lidiar con la presión y con el estrés que puede suponer el estar en un nivel competitivo de videojuegos. Hay chicos que apenas han cumplido la mayoría de edad y ya se someten a la carga que supone el tener que ser el mejor en lo que hace. Y en una industria en las que se mueven los datos que veíamos anteriormente, la competencia se vuelve todavía más dura. Que no pierdan el norte y que se vayan marcando pequeños objetivos que puedan cumplir es esencial en la labor de coaching.
Pero sobre todo, a lo que más puede ayudar un coach es a saber lidiar con la derrota. Los intentos que resultan fallidos no son decepcionantes si se disfruta del camino que se recorre. Es como un videojuego en el que tratas de avanzar de pantalla y fallas una y otra vez hasta que lo consigues. El fallo no supone un problema, sino una motivación para volver a intentarlo. En eso trabajan los preparadores para concienciar a los gamers pero a lo grande, en competiciones internacionales en las que los premios son especialmente cuantiosos.
Incluso, a través del asesoramiento en torno a los e-sports se pueden resolver problemas personales. Para poder competir, cualquier deportista debe estar en plenas facultades mentales y concentrado en la tarea que tiene que realizar. Para un gamer sucede exactamente igual. Aunque en este caso el principal problema que suelen encontrarse los coach es que los padres del videogamer no aceptan lo que hace y lo tratan como un adicto. Ese es otro de los puntos calientes sobre el que más se incide, también trabajando con los propios progenitores.
En definitiva, el coach ejerce de compañero de vida de cualquier profesional del mundo de los e-sports y los videojuegos. Y cada vez se normaliza más su presencia en cualquier equipo o asociación. Y eso es por algo.