Los videojuegos son el mayor atractivo hoy en día para la inmensa mayoría de los niños en todo el mundo. Una generación de gamers que formó el presente de una sociedad tan hambrienta por la tecnología que no conoce como vivir sin ella.
En este mundo digital vivimos a una velocidad tan grande que perdemos la noción de lo que pasa a nuestro alrededor. Entonces, el tiempo tiende a ser un elemento que fácilmente perdemos cuando estamos inmersos en lo que para muchos es una gran pasión como lo son los videojuegos.
Sin embargo, el equilibrio es un personaje fundamental en la vida de todo gamer. Sin equilibrio es casi imposible rendir al máximo nivel en cada partida. Es por ello que desde hace algún tiempo, los videojuegos vienen siendo considerados como un arma de doble filo.
Las dos caras de los juegos
Tal como hemos venido tratando en Hablemosdegamers, los videojuegos tienen un inmenso potencial para el bien. Con ellos podemos mejorar la educación y las aptitudes de las personas desde temprana edad.
No obstante, sin el debido cuidado, lo que es una gran pasión para muchos también puede convertirse en una condena potencialmente fatal. Y sin ánimos de exagerar, es importante destacar la capacidad adictiva que poseen los videojuegos sobre sus usuarios.
La adicción a los videojuegos es real y debe tratarse con mucho cuidado para evitar consecuencias trágicas. Después de todo, ya existe un largo historial de fatalidades productos de ella y son casos como los de Piyawat Harikun que encienden las alarmas sobre el tratamiento y cuidado de una comunidad que crece sin un control aparente.
Game over
Un hecho trágico sin dudar. Un joven estudiante tailandes de 17 años terminó la partida de su vida por el simple hecho de perder el equilibrio entre el mundo real y el virtual. Pero no es el primero y tristemente no será el último.
Lamentablemente él se suma a una larga lista de tragedias donde una vida terminó a razón de buscar ser el mejor en un juego. Un caso muy similar pasó con Peter Bukowski en 1982 y con tan solo 19 años de edad, sufrió un colapso en su sistema cardiovascular luego de jugar constantemente a Berserk; solo por lograr los puntajes más altos.
Un caso más reciente es el de Rebecca Collen Christie en 2011 quien descuidó por 15 horas consecutivas, en Word of Warcraft, a su pequeña hija de tan solo tres años de edad. Para el momento en el que recapacitó y volvió al mundo real, ya era demasiado tarde para salvar a su pequeña.
Entonces, podemos entender que la adicción a los videojuegos es un problema real que ya ha cobrado la vida de muchas personas y que no es reciente. Estamos hablando de un fenómeno que existe desde hace casi 40 años y que, de no hacerle frente correctamente, seguirá cobrando la vida de más usuarios.
Por ende, debemos entender que el equilibrio y la compañía, rozando la supervisión, es fundamental para salvaguardar las vidas de los pequeños que incursionan en un mundo tan atractivo como peligroso. Ser más una guía que un oficial de control que les enseñe la lección más importante que debe aprender todo gamer. El equilibrio entre lo real y lo virtual es la clave para no tener un game over.